Estonia, un país de la región Báltica demostró que la interoperabilidad es un reto más humano que tecnológico
Interoperabilidad. Término que, al igual que big data, blockchain o analítica, entre otros, dará mucho de que hablar en los próximos años. El pasado mes de julio de 2019, la Dra. Sylvia Constaín, ministra de las TIC anunció que “Después de una revisión exhaustiva de las opciones, escogimos X-Road como nuestra plataforma y en ese sentido hemos venido trabajando y construyendo lo que va a ser esta base para que los ciudadanos reciban de cada una de nuestras entidades el mejor servicio posible”.
Pero ¿qué es interoperabilidad? ¿Qué es X-Road? y, sobre todo: ¿Por qué es importante para nuestro país? Desde el año 2012 mediante la promulgación de varios decretos y recientemente la Directiva Presidencial 02 de 2019 titulada “Simplificación de la interacción entre los ciudadanos y el Estado” surgió la génesis de los trámites digitales para nuestro país. El objetivo de fondo es lograr que los trámites que realizan los ciudadanos en su día a día, se puedan realizar de manera digital, es decir por Internet o a través de aplicaciones de manera segura.
Realizar trámites por Internet puede sonar sencillo en el papel. Por ejemplo, hoy en día algunos trámites se pueden iniciar de manera digital, pero culminan con un proceso presencial. Lograr prestar servicios o habilitar trámites 100% digitales requiere de una plataforma de interoperabilidad que conecte todas las instituciones. Sin embargo, lograr que 1.337 entidades del Estado, 204 de orden nacional y 1.133 de orden territorial hablen el mismo idioma informático es de suma complejidad. Aquí es donde entra en juego el término interoperabilidad que según la Comisión Europea se define como: “la habilidad de organizaciones y sistemas dispares y diversos para interaccionar (sic) con objetivos consensuados y comunes y con la finalidad de obtener beneficios mutuos. La interacción implica que las organizaciones involucradas compartan información y conocimiento a través de sus procesos de negocio, mediante el intercambio de datos entre sus respectivos sistemas de tecnología de la información y las comunicaciones”. En otras palabras, la manera en que las diferentes organizaciones estatales pueden intercambiar información propia o de los ciudadanos en un mismo formato y lenguaje para ejecutar un trámite o prestar un servicio.
Para los entendidos en temas tecnológicos, pensar en interconectar un ecosistema de entidades que no tienen una estandarización de lenguajes de programación, protocolos, proveedores de software, versiones, etc., es una tarea posible, pero excesivamente costosa y dispendiosa.
La barrera del costo y cantidad de trabajo es una realidad. Sin embargo, tal como indicó Toomas Hendrik Ives, expresidente de Estonia, en un evento organizado por la Universidad de los Andes; en dicho país los únicos trámites que no se realizan de manera presencial son el matrimonio y el divorcio.
Estonia cuenta con 1.300.000 habitantes que realizan 986 millones de trámites al año, todos ellos digitales. Esta cifra les representa un ahorro de US $1 billón o el 3.89% del PIB anual. Sin embargo, Estonia solía ser uno de los países más pobres de la región del Báltico y aún así logró ser el país más digital del planeta. Esto lo lograron gracias al desarrollo de una plataforma llamada X-Road, que es una tecnología para la interoperabilidad informática sustancialmente más económica, segura y eficiente que el concepto que tenemos en este lado del Atlántico. El X-Road, parte de la base de construir cada trámite desde la visión del ciudadano, reglamentando o federando las piezas de información que requiere dicho trámite, la entidad que las almacena, para luego generar interconexiones para traer los datos que unidos representan un trámite. Cada entidad es dueña de su información, cada dato reposa en su base de datos original y solo se altera cuando el resultado del trámite lo define así, como sería por ejemplo el cambio de propiedad de un inmueble o un automóvil.
Esta maravillosa herramienta es de uso libre y no requiere licencias, el gobierno de Estonia, Finlandia y MIT en los Estados Unidos son quienes desarrollan las versiones y ponen a disposición del mundo la herramienta. El punto es que, el reto fundamental no es la implementación de X-Road; debemos enfocarnos en los retos fundamentales que tiene el camino que el país acertadamente ha escogido: 1. La Identidad Digital, 2. La Carpeta única ciudadana y 3. Crear una cultura de interoperabilidad en las personas, sobre todo en las entidades estatales.
Uno de los grandes desafíos de las instituciones está relacionado con validar la identidad de las personas al momento de realizar un trámite, otorgar una autorización o prestar un servicio. Hoy en día, esta realidad se resuelve mediante mecanismos que resultan engorrosos, poco seguros, costosos o ineficientes; como puede ser solicitar una fotocopia de la cédula. Aquí es donde nace la necesidad de contar con un mecanismo de Identidad Digital que puede funcionar de la siguiente forma: El ciudadano debe realizar un proceso de enrolamiento frente a una certificadora para cotejar sus huellas contra la base de la Registraduría Nacional del Estado Civil. Luego, la persona obtiene unas credenciales o firma digital que le permitirá probar su identidad digital frente a cualquier tercero.
La carpeta única ciudadana, eje central del ecosistema de interoperabilidad, busca crear un repositorio único para cada ciudadano visualizar toda su información privada como puede ser su historia clínica, sus bienes inmuebles o su información financiera. Usando esta aplicación, el usuario podrá autorizar que las entidades consulten su información o podrá realizar los trámites que requiera. De esta manera, el ciudadano es el dueño y administrador de su información y puede escoger compartirla tanto con entidades públicas como privadas para realizar cualquier trámite. La dificultad radicará en el enrolamiento de todos los habitantes del país como habilitador para su participación en el sistema de interoperabilidad.
Ahora bien, el reto fundamental no está en lo tecnológico e informático. El reto fundamental, según lo cuenta la historia de Estonia, reposa en lograr que las entidades del Estado accedan a compartir la información y se pongan de acuerdo en qué datos compartir. Se dice que la información es poder y según ha sido la experiencia del país Báltico, lo más complicado en lograr un estado digital, fue la voluntad política de quienes custodian los datos necesarios para cada trámite, una vez superado este escollo, uno a uno, se logró estructurar el sistema X-Road para todos los trámites a excepción de los mencionados.
Por lo anterior, es muy importante que el Estado aprecie el reto humano con la misma importancia que el reto tecnológico y lo asuma como su rol fundamental. La implementación de la plataforma X-Road puede realizarla el Estado o los privados, su reto se basa en el conocimiento; pero la implementación de la interoperabilidad es entre las personas que lideran las Entidades del Estado, es un rol que depende de la voluntad política y de la habilidad que tenga el Estado en lograr los acuerdos entre todas las Entidades estatales involucradas. Por eso, es acertado afirmar que la interoperabilidad se da entre la gente.